miércoles, 18 de abril de 2007

Hinz Rodrerich

Hace poco fui a Alemania a visitar a mis abuelos maternos, quienes son de la ex-Alemania del Este, a saber, de Zwickau, donde, precisamente, conocí a Hinz Rodrerich, quien inventó el Wörterbuchszufallswörter, método que utiliza para escribir cuando le falta inspiración, que es imprescindible para un escritor.
Visité a mis abuelos porque era cumpleaños de mi abuela Lavinia, que hace un pastel buenísimo que se llama Christstollen, cuya historia les contaré en otra ocasión.
Salía de casa de mis abuelos para ir a ver a mi amiga Claudia, a quien conocí desde la infancia, pues hubo un tiempo en que viví en Zwickau, ya que me iba a presentar a un señor que conoció su mamá mientras trabajaba en el ferrocarril que tanto le gustaba porque viajaba muchas veces a Estambul.
Hinz Rodrerich, la persona que quería que conociera mi amiga Claudia, vivía solo acompañado de un perro pastor alemán en un departamento de un edificio muy viejo aunque no descuidado cerca del ferrocarril que era utilizado para alojar escritores, frustados o no, activos, es decir, que estuvieran escribiendo novelas o cuentos o ensayos o microrrelatos pero no telegramas a su mamá, a pesar de que un telegrama pudiera ser considerado como una instalación, arte-acción o arte-objeto si se le da un marco teórico adecuado.
Su método Wörterbuchszufallswörter consistía en escoger al azar un número finito de palabras de un diccionario o una enciclopedia para que éstas le sugirieran un tema o idea que plasmar en papel, pues si el número era infinito, corría el riesgo de escribir para siempre, lo cual no deseaba, ya que, como todos sabemos, todos moriremos algún día o alguna noche.